Dos editoriales, Proa y Destino, lanzan la obra completa de Josep Pla, 45 volúmenes, en vistosa colección de quiosco y a precio popular. Y la Conselleria de Cultura le paga una publicidad televisiva. La cosa, pues, no puede presentarse mejor, Pla es lo más parecido que pueda existir a un genio del idioma, de la visión de un país, Catalunya, y de las ideas, del mundo. Pla es imprescindible para la cultura catalana y puede enriquecer muchísimo nuestras vidas. Por ello, puede servirnos también como modelo para algunas reflexiones. De entrada, la de que su OC fue un éxito así de pronto es falsa. Sus tentativas iniciales con Selecta y Cruzet resultaron de una modestia de lectores absoluta. Y con Destino costó años arrancar, pese al éxito de crítica de su primer volumen, “El quadern gris”, y gracias a la cuantiosa propaganda que le orquestamos desde la revista “Destino”, donde él escribía desde la guerra y cuyos lectores también lo eran de libros. Y esto es normal, a los creadores hay que acercarlos al público: ¿quién leería, si no, a Cervantes, Melville, Balzac, Shakespeare, Homero? El universo de Josep Pla queda en diversos aspectos lejano, su idioma se explaya en amplios recursos y vocablos, le pasa lo que a todos los clásicos recientes y antiguos. Se debe hablar de ellos, pues, y estudiarlos: aquí somos avaros con el ayer, ¡o lo desconocemos!, muchos profesores, medios de comunicación y autores han optado por la expresión idiomática y el contenido primarios, en la enseñanza y en la universidad la enseñanza de la literatura falla de manera aparatosa salvo esforzadas excepciones, débiles como somos luego la cultura en y a través del castellano nos llega poderosísima... ¿Se concibe la cultura española y hasta la misma España sin Cervantes, Velázquez, Baroja, Goya, etcétera? No. Pues Catalunya va sin nada de esto o con apenas algo. Gran Bretaña vuelca en William Shakespeare infinitos recursos y nadie se atrevería a decir que hay algo colectivamente más importante para el imaginario y es hoy de más vuelo que su ayer poderosa flota naval. La literatura, las artes, articulan el auténtico cuerpo espiritual de un país, sea histórico o cotidiano, mientras sus políticos sólo excepcionalmente pueden alcanzar altura, por lo común administran. Y la economía es de enorme trascendencia, pero como supremo ideal nos remite a las Barbados, a un paraíso fiscal. ¿Qué significará, en este marco, el nuevo Estatut? Temo que la pobreza. Tenemos que hacer otro sólo cultural o únicamente tendremos alma de director general. La Vanguardia, 2 de juny 2004
vegeu també, de Baltasar Porcel: «La tierra y la memòria», sobre la correspondència de Josep Pla amb Josep M. Cruzet
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